No pasó mucho tiempo para que la imagen y el vídeo se hicieran virales, y con ello se convirtió en el objetivo de un torrente de abusos por parte de simpatizantes del partido de extrema derecha Vox.
El racismo y la xenofobia que contenido en los cientos de tweets dirigidos a Luna la obligaron a cerrar sus redes sociales. “Vieron que mi novio era negro y no dejaban de insultarme y de decirme cosas horribles y racistas”, expresó en declaraciones a RTVE.
Por suerte, figuras públicas salieron en defensa de la joven logrando un apoyo masivo a la voluntaria de tan sólo 20 años: “Pronto empezaron a llegar mensajes de cariño, relegando a los insultos y convirtiendo el hashtag #GraciasLuna en tendencia en España”, rescata el medio británico The Guardian.