Los medios de comunicación en general llevan una campaña de acoso y derribo a Pablo Iglesias. Desde que comenzó la polémica con “Cloaquín” estos ataques se han incrementado mucho más de lo que se hacía anteriormente. Por centrarnos en un medio en concreto pondremos el caso de El Mundo.
En lo que llevamos de día, este periódico ha publicado 4 noticias que desprestigian al vicepresidente del gobierno. ¿Si estos medios son tan objetivos y tienen tanto rigor periodístico, por qué al cabo del día han publicado 8 noticias o más en contra del líder de Podemos? No se puede obviar que hay un fín detrás de toda esta campaña, y es echar al brazo más socialista del gobierno, es decir, Unidas Podemos. Porque querer poner un impuesto a las grandes fortunas no es gratis, porque el Ingreso Mínimo Vital no es gratis, porque no dar dinero a las concertadas no es gratis. Todo ello condiciona que las élites respondan a través de sus mercenarios para que no les roben nada del pastel. Y esto no quiere decir que no se pueda criticar al gobierno, pero una cosa es la crítica y otra cosa es la brutal campaña que se hace contra Iglesias. ¿Alguien puede decir el nombre de algún político al que le dediquen tantas horas de desprestigio?
Muchos de los periodistas que hoy se suman a la lapidación de Iglesias callaban cuando, por ejemplo, a Jesús Maraña lo acusaba un político, ya no con comentarios públicos, sino con denuncias judiciales de hasta 600.000 euros. El político era Ignacio González y no se presentó ninguna agrupación de periodistas a favor de Jesús maraña. En este caso la libertad de expresión no valía desde según qué periodistas.
Estos hechos nos deslumbran la idea de que claramente no se busca la libertad de expresión, sino acabar con el vicepresidente del gobierno. Se podrá estar a favor o en contra de las formas de Iglesias, pero por ahora no ha dicho ni una mentira. En todo este asunto nos olvidamos de lo primordial, que es que a través del gobierno que presidía el Partido Popular se utilizó las instituciones públicas para espiar a varios partidos políticos. ¿Dónde estaba entonces Vicente Vallés? ¿Dónde estaban esos demócratas y ese rigor periodístico? Lo de este país y su periodismo es una vergüenza.