El periodista del medio de izquierda Spanish Revolution, Javier F. Fererro, recopila en una nota digital que Pablo Iglesias tenía «demasiados enemigos».
«Conscientes de su poder de movilización, tanto la prensa, la justicia y la política nacional se aliaron consciente o inconscientemente para detenerlo fuese como fuese», asegura.
Tanto la candidata de PP, Isabel Díaz Ayuso, como la candidata de Vox, Rocío Monasterio, centraron su campaña en constantes ataques al ex vicepresidente de España, tachándolo de comunista, desestimando las amenazas de muerte que sufrió durante la campaña, e incluso intentado expulsarlo de un debate.
Los tweets contra Iglesias, y la difusión de sórdidas noticias por parte de medios de ultraderecha, sirvieron como campaña mediática de odio en su contra. El desgaste de Iglesias pasó factura para la formación morada, que ahora busca renovar sus ganas de lucha con Yolanda Díaz.
«Dejo la política entendida como institucional. No voy a ser un tapón para una renovación de liderazgos (…) Me he convertido en un chivo expiatorio que moviliza los instintos más bajos contra la democracia (…) Cuando uno deja de ser útil tiene que saber retirarse», expresó Igesias, antes de finalizar su discurso diciendo: «No sé lo que es el destino. Caminando fui lo que fui. Hasta siempre».