Desde que el vicepresidente del gobierno Pablo Iglesias tomó posesión de su actual cargo, la derecha mediática no ha cesado en su intención de echarlo. La última polémica con las residencias en la comunidad de Madrid ha incrementado el grado de insultos a Pablo Iglesias. Desde bien temprano podemos ver como el programa de AR no reserva ningún calificativo para desprestigiar al vicepresidente, muchas veces entrando en contradicción con la verdad. Es curioso como Ana Rosa tiene una fiel fijación sobre el secretario general de Podemos, ya que no le atribuye ninguna buena decisión, sino todo lo contrario.
Después de este desayuno faraónico de insultos a Iglesias, por cierto, con la mayoría de los tertulianos apoyando las tesis de AR, pones la radio y tienes a Losantos y a Herrera. Estos dos personajes faltan todos los días a la verdad, o mejor dicho, cuentan las verdades a medias, siempre con ese toque de desfachatez a cualquier cosa que venga de la izquierda. No olvidemos que Carlos Herrera comentó que si Podemos entraba en el gobierno él se iría a Somalia. Nos preguntamos por qué sigue aquí.
Bien, llega la hora de la comida, y quieres relajarte en Twitter. Pues lo único que has conseguido es entrar en la guerra de “Voxtolia”. Un ejército lleno de bots de Vox, donde lo más suave que dicen es “bolivariano, Venezuela, etarra y Galapagar”. Parece que están programados para decir este argumentario y si lo sacas de ahí hacen cortocircuito y se desconectan de la red.
Llega la hora del café y tenemos a Risto Mejide, que aletea al son de la ultraderecha según venga el viento. Hay que decir que tras la guerra entre Eduardo Inda y Risto a veces ejercía como profesional del periodismo e intentaba ser objetivo. Mientras tanto, en Youtube tenemos a Javier Negre con su programa “Estado de Alarma”, donde su principal objetivo es derribar el gobierno, tachándolos de “asesinos, incompetentes, basuras, bolivarianos y etarras”. Javier Negre es esa persona que hace tres días criticaba las subvenciones que le daban a los periódicos (como si sólo lo hicieran a la prensa progresista) y cobró del Ayuntamiento de Boadilla 2.500 euros por citarlos en el programa de AR.
Y para cenar tenemos a ese “gran hombre”, Pablo Motos. La imparcialidad de Pablo cuando habla de política es la misma que decir que los grillos son de color blanco. Las entrevistas que le hace a Pablo Iglesias se pueden definir como vergonzosas. Hay preguntas que ni el mismísimo Blas Piñar se atrevería a preguntar. El tono que utilizaba con Albert Rivera y el que utilizó con Iglesias lo delata. Desde que comenzó la pandemia este ha sido un referente para la derecha más radical de este país.