El sabotaje a los gasoductos Nord Stream que tuvo lugar en septiembre del año pasado sigue generando controversia. Mientras las investigaciones de Suecia, Dinamarca y Alemania no han dado resultados concluyentes, han surgido diferentes teorías sobre quiénes podrían estar detrás de este ataque que dejó a millones de hogares europeos sin suministro de gas natural.
Recientemente, el periodista de investigación Seymour Hersh publicó un artículo en el que aseguraba que Estados Unidos había sido el responsable del sabotaje, con la colaboración de la Marina noruega. Según su informe, la planificación de la misión comenzó en diciembre de 2021 y tenía como objetivo asegurarse de que los aliados de Estados Unidos siguieran apoyando a Ucrania en su conflicto con Rusia.
Sin embargo, esta teoría ha sido desmentida por el New York Times, que cita fuentes gubernamentales anónimas para afirmar que el sabotaje pudo ser obra de un grupo pro-Ucrania, pero que no hay pruebas de que el presidente ucraniano o altos mandos de su Gobierno estuvieran involucrados en la operación. Las fuentes también sugieren que los autores podrían ser ciudadanos de Ucrania o Rusia, o de ambos países, pero no especifican quiénes podrían estar detrás del ataque.
Lo que resulta llamativo de esta nueva teoría del New York Times es que sale a la luz el mismo día en que Seymour Hersh anuncia que en breve sacará nueva información que vincula a Estados Unidos con el sabotaje. Este hecho ha llevado a algunos a cuestionar la veracidad de la información del NYT y a especular sobre una posible campaña de desinformación de la CIA para desacreditar el próximo informe de Hersh.
Lo cierto es que, a día de hoy, no se sabe con certeza quiénes estuvieron detrás del sabotaje a los gasoductos Nord Stream. Las diferentes teorías que han surgido apuntan en diferentes direcciones, pero ninguna ha sido probada de manera concluyente. Lo que está claro es que este ataque ha tenido graves consecuencias para la seguridad energética de Europa y ha puesto de manifiesto la fragilidad de su dependencia del gas natural ruso.
En cualquier caso, lo importante ahora es que se sigan llevando a cabo investigaciones rigurosas para esclarecer lo sucedido y se tomen medidas para evitar que algo así vuelva a ocurrir en el futuro. Europa necesita diversificar sus fuentes de energía y reducir su dependencia del gas ruso para garantizar su seguridad energética a largo plazo.
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