“Ya antes de la pandemia nos encontrábamos con un importante déficit de recursos humanos: más de seiscientos médicos de familia y más de ciento cincuenta pediatras. Esto, unido a la escasez de recursos económicos, y al agravamiento de la situación producido en los últimos meses por la pandemia, nos ha llevado a un límite inasumible y a un deterioro de la calidad asistencial en la atención a los pacientes”.