La menor manifestó al policía la negativa de que continuara, pero este hizo caso omiso. Según la información suministrada por La Marea, el policía sacó su pistola y se la introdujo en la boca. Por último, introdujo el arma reglamentaria en la vagina de la menor, quién relata los acontecimientos horrorizado.
El joven no volvió a encontrarse con el agente, y no relató los acontecimientos hasta mucho después.
El denunciante presenta junto a su querella un informe psicológico que contempla secuelas de aquellos hechos, concretamente, sintomatología ansioso-depresiva, las repercusiones a nivel afectivo-sexual de los presuntos abusos sexuales y la posible presencia de un Trastorno Obsesivo Compulsivo derivado también de tal circunstancia.
El policía al que acusa de esta agresión sexual se encuentra en libertad provisional desde el 18 de marzo tras pasar tres semanas en prisión preventiva por los sucesos de Linares.