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¿Qué hay detrás de la destitución de Álvarez de Toledo?

Artículo de opinión por Eduardo M.

Leyendo la autodefensa de Álvarez de Toledo, tras su destitución, y las declaraciones del pasado fin de semana en la entrevista de El País, uno pudiera pensar que estamos ante una gran demócrata liberal, al estilo de Hannah Arendt, y que apuesta por la regeneración verdadera de las instituciones del país. En dicha entrevista decía: “Confundimos la discrepancia con la disidencia y la libertad con la indisciplina. Etiquetamos al que opina libremente con esa denominación despectiva de verso suelto. Y la libertad no es indisciplina. Es esencial para la conversación democrática adulta. También dentro de los partidos”.

De igual modo también señaló que la marcha de Juan Carlos I fue un error y que ha perjudicado al rey Felipe VI, que se dejó engatusar por el tacticismo del Presidente Sánchez. A simple vista toda esta retahíla principista pareciera ser una oda a los presupuestos más puros del kantianismo liberal. Seguro que Wodrow Wilson se
quedaría perplejo y la invitaría a escribir el décimo quinto punto de su programa universal.

 

Desgraciadamente estas dotes principistas parece que molestaban a los barones del Partido, más acostumbrados al tacticismo electoral, a la moderación discursiva y al respecto jerárquico de la burocracia interna. ¿Cuál es la razón principal de su destitución como portavoz del Congreso? Sin duda, la razón está en un cambio táctico en la política
de Casado. Casado se ha dado cuenta de que el gobierno ha ganado la batalla cultural
sobre la gestión de la Pandemia.

En este escenario se ve obligado a bajar el nivel de crítica y situarse en el espacio al que ya ha transitado Ciudadanos, el dentro derecha. En esta vuelta a la “moderación” no encaja bien la extremista Álvarez de Toledo por más edulcorantes que le ponga al café. A Hannah Arendt, por cierto, no se le ocurrió nunca llamar terrorista a Rosa Luxemburg, al contrario, reconoció su integridad y honestidad (salvando las distancias). Esa es la gran diferencia entre Toledo y la gran liberal judía a la que intenta imitar con escaso éxito.

Empero, su destitución no hará al PP un mejor partido a pesar de las declaraciones ingenuas de Margarita Robles. Tampoco disminuirá el acoso contra Podemos. Todo lo contrario. Podemos es el chivo expiatorio de la crisis de régimen que estamos viendo. Existe un acuerdo tácito entre las derechas para estigmatizarlo en el que están implicados buena parte de los medios de comunicación. Lo quieren fuera del gobierno porque no pueden dormir tranquilos al ver a un partido republicano en el “poder”. Tienen miedo a las reformas que pudieran iniciarse y sobre todo a la canalización de un debate constituyente sobre la Jefatura del Estado y por ende de la propia Constitución.

El PSOE está vacilante, no está convencido de querer entrar en esa discusión, de ahí su negociación secreta con Felipe VI. Ciudadanos y ahora PP presionarán a Sánchez para la ruptura con Unidas Podemos a cambio de un apoyo directo e indirecto en la gobernabilidad y en el debate de los presupuestos para los próximos años. Es un hecho que el tacticismo del PSOE no garantiza la continuidad del gobierno de coalición.

Es imperioso por ende que las bases de Podemos y los simpatizantes realizan muestras de apoyo claras a los ataques incesantes tanto de las derechas como de las propias instituciones del Estado influenciadas por estos partidos. Solo la movilización contundente frenará dichos ataques y disipará las mentiras que están inoculando en la ciudadanía.

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