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4 de agosto de 2025A prisión un hombre acusado de ceder a su esposa ebria para ser violada en Francia: un caso que recuerda al de Gisèle Pelicot

Un relato que hiela la sangre en Dijon
Hay historias que cuesta digerir. Esta, ocurrida en la ciudad francesa de Dijon, es una de ellas. Un hombre de 62 años ha sido enviado a prisión provisional tras ser acusado de emborrachar a su esposa y ofrecerla a otros hombres para mantener relaciones sexuales con ella sin su consentimiento. Lo que empezó como un supuesto “encuentro libertino” terminó convirtiéndose en una investigación penal por violación múltiple, con tintes que recuerdan demasiado —demasiado— al espeluznante caso de Gisèle Pelicot.
El detonante fue un testimonio inquietante. Uno de los participantes en lo que él mismo describió como una “fiesta” reconoció ante la policía que tenía dudas sobre el consentimiento de la mujer. Que algo no cuadraba. Que la mujer no parecía estar en condiciones. Y, claro, saltaron todas las alarmas.
El marido, en el centro del caso
Tras el testimonio, las autoridades interrogaron al marido, que no tardó en admitir su implicación. Según su versión, todo había sido consensuado. Pero la mujer, de 44 años, contó una historia muy distinta: dijo haber bebido alcohol, pero no recordar absolutamente nada de lo que sucedió después. Esa laguna lo cambia todo.
A partir de ahí, los acontecimientos se precipitaron. La Fiscalía francesa considera que el hombre no solo facilitó las agresiones sexuales, sino que contribuyó activamente a que se produjeran al suministrarle sustancias a su mujer —alcohol, en este caso, aunque no se descarta que haya más— para dejarla en un estado de vulnerabilidad total.
Lo más grave es que, en base a las pruebas preliminares, se investiga la participación de varios hombres en los hechos. Y aquí, inevitablemente, viene el eco del caso Pelicot.
La sombra del caso Pelicot
No son pocos los que ya hablan de este nuevo caso como una versión macabra y actualizada del de Gisèle Pelicot. En aquel entonces, su marido, Dominique, fue condenado a 20 años de cárcel tras ofrecer durante años a su esposa drogada con ansiolíticos a decenas de hombres. Lo terrible es que hubo un patrón. Una mecánica repetida. Una impunidad que duró demasiado.
Este nuevo caso podría seguir el mismo camino judicial. El marido se enfrenta a la pena máxima: 20 años de prisión. Y si se confirman las sospechas de que hubo varias agresiones, la bola de nieve puede hacerse aún más grande.
¿Hasta cuándo?
Este tipo de casos remueven a la sociedad. No solo por su brutalidad, sino porque destapan rincones oscuros donde el consentimiento se convierte en una palabra hueca. Hay quienes lo maquillan de “libertinaje”, pero al rascar un poco aparece lo que realmente es: violencia sexual, encubierta y sistemática.
La pregunta que muchos se hacen —y con razón— es cómo puede seguir pasando esto en pleno 2025. ¿Estamos fallando en la detección? ¿En la educación sexual? ¿En el simple respeto al otro?
¿Y tú, qué opinas?
Casos como este merecen ser contados, debatidos y no olvidados. ¿Estamos preparados como sociedad para afrontarlos con justicia y sin tabúes? Te leemos.