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No son pocos los que piensan que estamos retrocediendo décadas, y no lo digo por dramatizar. El reciente veto al uso del polideportivo municipal de Jumilla para celebraciones musulmanas —impulsado por Vox y enmendado por el PP— ha encendido luces de alarma. La medida, que afecta al rezo del Aid el-Fitr y la Fiesta del Cordero, se presenta como técnica: “solo deporte”, dicen. Pero la gente lo percibe así: discriminación encubierta. ElHuffPostEl País+1Cadena SER
Cuando lo político toca lo simbólico
Este gesto tiene más valor simbólico que un discurso en el Congreso. Se comenta que Vox busca arrastrar al PP a su narrativa excluyente, y parece que lo consigue sin esfuerzos. La estrategia se ha repetido: discurso identitario, control migratorio, linternas sobre el Islam… todo con la excusa del “respeto a la cultura occidental”. El País
La respuesta del Gobierno y el clamor social
Claro que no ha pasado desapercibido. El Ejecutivo central impugna la decisión. Y no es un gesto al azar. Se acusa de vulnerar la libertad religiosa, un derecho fundamental consagrado en la Constitución. El ministro Félix Bolaños lo ha dejado caer: no lo van a dejar pasar. Mientras tanto, colectivos sociales hablan de “apartheid social” y el Defensor del Pueblo actúa de oficio. El PaísCadena SER
¿Qué está en juego? Más que un polideportivo
En el fondo, van más allá de una sala cerrada para rezar. Se está jugando la convivencia. El miedo –ese viejo compañero– vuelve a colarse en la plaza pública. No se trata solo de religión, sino de quién tiene permiso para existir… y cómo. Y eso, creedme, cala hondo.
Conclusión
En definitiva: no parece exagerado decir que esto nos interpela a todos. ¿Es un episodio aislado o el preludio de algo más? No está claro, pero hay quienes ya advierten que políticas así agujerean la cohesión social. ¿Tú qué opinas? ¿Hablamos de justicia o de cordones identitarios? Te invito a compartir, comentar y debatir: esto va más allá del Ayuntamiento.