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La situación en Oriente Medio ha vuelto a poner la política internacional en el centro del debate. Se comenta en círculos progresistas que la escalada en Gaza y la respuesta europea, cada vez más táctica que ética, dejan al descubierto la hipocresía de los gobiernos tradicionales. No son pocos los que piensan que solo desde una postura de izquierda firme, que ponga los derechos humanos por delante de los equilibrios estratégicos, podrá florecer un verdadero cambio.
Desde España, se perciba o no, la sensibilidad frente al sufrimiento palestino ha cobrado cuerpo. ERC ha llevado al Congreso una PNL para promover en la UE un embargo total de armas a Israel y suspender el acuerdo de asociación. Lo ha hecho sin florituras. No en vano, considera que “solo provocaría más destrucción y sufrimiento” continuar con las viejas dinámicas de complicidad política ElHuffPostCadena SER.
Europa en tensión: ¿autonomía o alineamiento?
Al otro lado del mapa, Europa, entre el filo del abismo y la tradición atlántica, parece correr riesgos. La disputa entre Estados Unidos y Rusia sobre Ucrania, y la exclusión posible de Europa de acuerdos clave, dibujan un escenario inquietante The Guardian. No son pocos los analistas de izquierdas que alertan: el apoyo militar a Ucrania no debe convertirnos en meros ejecutores de una geopolítica estadounidense. Hay que exigir una voz propia, desde los valores, no desde el miedo.
¿Una izquierda europea a la defensiva o reinventándose?
Mientras tanto, movimientos como DiEM25 —la refundación europea de Yanis Varoufakis— insisten en que solo una democracia europea real puede sostener el proyecto común Wikipedia. Se echa de menos ese impulso. Hay colectivos que piensan que la izquierda necesita menos análisis académicos que organización real, más presencia callejera que debates fritos en redes.
Conclusión: un llamado abierto a la reparación y la acción
Quizá no sea un tópico decir que estamos en una bifurcación histórica. La política internacional ya no es asunto de embajadas, sino de redes solidarias, de preguntas incómodas y de apuestas valientes. Desde una mirada de izquierdas, urge repensar alianzas y posturas. ¿Puede haber política internacional con justicia y sin complacencias? ¿O seguiremos corriendo detrás de los errores del pasado?
¿Qué te parece este enfoque? ¿Añadimos algún matiz sobre Latinoamérica o la Unión Europea? Te leo con interés.