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Un símbolo que pesa más que mil palabras
No son pocos los que andan comentando por los pasillos políticos que una simple fotografía podría desactivar más tensiones que mil discursos oficiales. Me refiero, claro, a la tan esperada foto entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont, que vuelve a estar sobre la mesa justo en este agosto que se antoja cargado de presión, negociación y aire estival agitado El País.
Bloqueos, reproches y un puente que se resiste
Lo curioso es que tanto Sánchez como Puigdemont han mostrado voluntad de verse, pero, al parecer, hay resistencias que van de las internas judiciales hasta esas “cosas de despacho” que solemos descubrir por filtraciones y rumores. No es baladí: esa foto no es solo una imagen para portada. Tiene peso político para desbloquear apoyos clave, especialmente de cara a los Presupuestos de 2026 El País.
¿Una escena pactada… o un pulso simbólico?
Aquí hay algo más que estrategia: hay simbolismo. Se comenta que esa instantánea podría suavizar la tensión histórica entre PSOE y Junts per Catalunya, allanando camino para alianzas, o al menos pactos circunstanciales. La gente lo percibe así: una foto, un gesto, un mensaje. Sin embargo, también hay quien opina que podría tratarse más bien de una maniobra para marcar agenda y renovar titulares.
Contexto y hondura
Este movimiento ocurre en un contexto político que anda tan movido como un barco en alta mar. Entre incendios que desbordan, tensiones migratorias y debates sobre descentralización, se adivina una atmósfera en la que cada imagen cuenta, cada gesto pesa y cada aplazamiento se traduce en fricciones internas.
No se puede olvidar que Puigdemont aún aguarda si la ley de amnistía facilitará su retorno político desde Bélgica; cualquier paso en falso (o en foto) podría alterar ese tablero más de lo que pensamos El País.
Conclusión
Al final, esta foto puede ser solo el principio de algo más profundo… o el reflejo de una rutina de teatro político que no termina de avanzar. Pero lo que sí está claro es que, en política española, los símbolos importan —y mucho—.
Abrir esa sesión fotográfica no es colgarse en redes, es construir puentes. O, como mínimo, intentarlo. Tu opinión importa: ¿crees que esa imagen puede desbloquear los presupuestos? ¿O es solo una maniobra más en clave estratégica? Te leo abajo.