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¿Qué es AIPAC y por qué tiene tanto poder?
Cuando se habla del conflicto entre Israel y Palestina —y más aún, cuando se tocan palabras como “genocidio”, “impunidad” o “doble rasero”— hay un actor que inevitablemente aparece en la conversación: AIPAC. El American Israel Public Affairs Committee. Un lobby. Uno muy influyente. El más poderoso del mundo en defensa de los intereses de Israel en Estados Unidos. No lo digo yo, lo dicen los números, los hechos y, sobre todo, los silencios.
Fundado en los años 50, AIPAC ha crecido hasta convertirse en una maquinaria política capaz de mover voluntades en el Congreso estadounidense, financiar campañas, y marcar la agenda exterior de Washington respecto al conflicto israelí-palestino. Su músculo económico y su capacidad de presión son conocidos —y temidos— incluso por los más experimentados en Capitol Hill. Y no es exageración. Hay congresistas que han perdido su escaño por salirse del guion pro-Israel. Otros, directamente, ni se atreven a cuestionarlo.
Dinero, influencia y narrativa: las armas del lobby
Lo que hace AIPAC va mucho más allá de hacer “lobby” como se entiende en Europa. Hablamos de una red de financiación política que premia a quienes apoyan sin fisuras las políticas del gobierno israelí, incluso las más agresivas. De hecho, se estima que destinan decenas de millones de dólares cada ciclo electoral para respaldar a candidatos alineados con su visión. Si te sales del guion, te lo hacen pagar. Literalmente.
Pero no es solo dinero. AIPAC también tiene una maquinaria mediática bien engrasada. Ayudan a moldear el relato: Israel como víctima constante, Palestina como amenaza perpetua. Y ojo, esto cala. En la política, en los medios, incluso en la calle. Porque cuando el discurso se repite lo suficiente, acaba por parecer verdad. La gente lo percibe así, incluso aunque la realidad sobre el terreno —como los bombardeos en Gaza, las muertes de civiles o las acusaciones de crímenes de guerra— diga otra cosa.
La impunidad como síntoma y como estrategia
Muchos se preguntan: ¿por qué Israel no rinde cuentas ante organismos internacionales? ¿Por qué Estados Unidos veta sistemáticamente resoluciones de la ONU contra Israel? Pues ahí está la clave. AIPAC no solo trabaja para blindar a Israel, sino para evitar que se pongan en duda sus acciones. Lo vimos con las últimas ofensivas sobre Gaza: informes de la ONU, denuncias de ONGs, vídeos de bombardeos a escuelas… y aun así, silencio o complicidad en muchas cancillerías occidentales.
Y claro, no son pocos los que piensan que esto no es casual. Que esta impunidad sistemática es posible gracias a una red de presión muy bien articulada, donde AIPAC juega el papel estelar.
¿Y Europa? ¿Y España?
Aquí en casa, el debate se abre con menos contundencia, pero está latente. En redes, en manifestaciones, en algunos sectores de la izquierda política. Pero también hay miedo. Miedo a ser tildado de antisemita por criticar a Israel. Miedo a nadar contra la corriente diplomática.
Un debate incómodo, pero necesario
Hablar de AIPAC es incómodo. Lo sé. Pero también es necesario si queremos entender por qué, una y otra vez, se violan derechos humanos en Palestina sin consecuencias reales. No se trata de caer en teorías de la conspiración, sino de mirar de frente un poder real, que influye, condiciona y silencia.
Y tú, ¿qué opinas? ¿Crees que AIPAC condiciona la política internacional respecto a Israel? ¿Dónde está el límite entre diplomacia e impunidad? Te leo.