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Cuando dejará Estados Unidos de ser la primera potencia global es una pregunta que se repite con insistencia en foros académicos, medios de comunicación y, cada vez más, en conversaciones cotidianas. Se comenta que el liderazgo de Washington vive sus horas más inciertas, presionado por el ascenso de China, la fatiga interna y un mundo que ya no obedece a las viejas reglas de la Guerra Fría. Pero, ¿estamos realmente ante el final de la hegemonía estadounidense o más bien ante una transformación de su poder?
Tabla de contenidos
- El peso de la historia: del siglo americano al cambio de ciclo
- China, el gran rival: economía, tecnología y diplomacia
- Factores internos: polarización, deuda y desgaste social
- Europa, India y otros actores emergentes
- ¿Cuándo dejará Estados Unidos de ser la primera potencia global?
- Consecuencias para el orden mundial
- Reflexión final: ¿fin del imperio o nueva adaptación?
El peso de la historia: del siglo americano al cambio de ciclo
El historiador Henry Luce bautizó el siglo XX como “el siglo americano”. Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos emergió con una supremacía sin precedentes: economía en auge, dominio militar, control de las instituciones internacionales y una industria cultural capaz de marcar tendencias globales.
No son pocos los que piensan que esa época ya pertenece al pasado. La crisis financiera de 2008 dejó cicatrices profundas en la confianza global hacia el modelo estadounidense. A eso se suman dos guerras costosas (Irak y Afganistán) que minaron recursos y prestigio.
China, el gran rival: economía, tecnología y diplomacia
Cuando se habla de cuándo dejará Estados Unidos de ser la primera potencia global, todos los ojos se dirigen a China. El gigante asiático ya es la segunda economía del mundo en términos nominales y la primera en paridad de poder adquisitivo, según el FMI.
Factores del ascenso chino
- Crecimiento económico: aunque más lento que en décadas pasadas, sigue siendo robusto.
- Innovación tecnológica: liderazgo en inteligencia artificial, 5G, energías renovables.
- Expansión diplomática: proyectos como la Nueva Ruta de la Seda han llevado la influencia china a África, Latinoamérica y Oriente Medio.
Un informe de la consultora PwC estima que, para 2030, China podría superar a EE. UU. en PIB nominal. Y eso, advierten los analistas, cambiaría la percepción global de poder.
Factores internos: polarización, deuda y desgaste social
No hace falta mirar fuera para entender las debilidades de Washington.
- Polarización política: el asalto al Capitolio en enero de 2021 fue una señal de alarma para el resto del mundo.
- Deuda pública: supera el 120 % del PIB, un nivel que limita maniobras fiscales.
- Desigualdad social: una brecha creciente entre ricos y pobres erosiona el relato del “sueño americano”.
La gente lo percibe así: mientras Estados Unidos invierte miles de millones en bases militares en el extranjero, en su propio territorio hay ciudades con infraestructuras deterioradas y crisis sanitarias recurrentes.
Europa, India y otros actores emergentes
Aunque el relato suele centrarse en la rivalidad EE. UU.–China, el tablero es más complejo.
- La Unión Europea: avanza hacia una autonomía estratégica, aunque con divisiones internas.
- India: con su demografía y crecimiento económico, apunta a ser otro polo de poder.
- Países emergentes: Brasil, Sudáfrica o Indonesia están ganando peso en foros internacionales como el G20.
En este escenario, se comenta que más que un reemplazo directo, lo que veremos será un mundo multipolar donde Estados Unidos seguirá siendo muy influyente, pero ya no el único árbitro.
¿Cuándo dejará Estados Unidos de ser la primera potencia global?
La gran pregunta carece de respuesta exacta. Algunos expertos sitúan el horizonte en la década de 2030, otros hablan de mediados de siglo. El politólogo Joseph Nye recuerda que el poder no es solo económico o militar, sino también cultural y normativo: “Estados Unidos aún tiene una capacidad de atracción global que ningún otro país posee”.
Aun así, la tendencia es clara: el margen de superioridad se estrecha. Basta observar la siguiente tabla comparativa (2023):
Indicador | Estados Unidos | China | Unión Europea |
---|---|---|---|
PIB nominal (billones $) | 26,9 | 17,8 | 16,6 |
Gasto militar (miles M $) | 877 | 292 | 204 |
Inversión en I+D (% del PIB) | 3,5 | 2,4 | 2,2 |
Población (millones) | 332 | 1.412 | 448 |
Consecuencias para el orden mundial
El fin de la hegemonía estadounidense —si llega— tendría consecuencias notables:
- Redefinición de alianzas: la OTAN podría perder cohesión si Europa busca mayor autonomía.
- Nueva gobernanza económica: el dólar podría dejar de ser la única moneda de referencia, con el yuan ganando terreno.
- Conflictos regionales: sin un “árbitro global” claro, se abriría la puerta a disputas más frecuentes en Asia, África o América Latina.
- Impacto en la cultura y los valores: Hollywood y Silicon Valley seguirán influyendo, pero TikTok y Bollywood ya marcan tendencia.
Reflexión final: ¿fin del imperio o nueva adaptación?
En definitiva, cuando dejará Estados Unidos de ser la primera potencia global dependerá tanto de lo que haga China y otros actores, como de la capacidad estadounidense para reinventarse. No sería la primera vez que se anticipa el “declive” americano: ya se dijo en los 70 tras Vietnam, y en los 80 con la irrupción de Japón.
Lo que parece más probable es un mundo en el que Estados Unidos deje de ser el único sheriff, pero siga siendo un jugador central. La gran incógnita es si sabrá compartir el poder de forma ordenada o si el relevo se producirá en medio de tensiones.
Y aquí queda la invitación al debate: ¿estamos viendo el fin del siglo americano o solo un nuevo capítulo de su capacidad de adaptación?