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6 de agosto de 2025¿Qué ha hecho Santiago Abascal por España? Un repaso a su vida profesional más allá de Vox

De político profesional a líder de Vox: ¿trayectoria o chiringuito?
La figura de Santiago Abascal no deja indiferente a nadie. Para unos, un patriota con principios firmes; para otros, un político de manual que lleva toda la vida viviendo del cuento. Lo cierto es que su currículum da más para una conversación de bar que para una hoja de méritos. Y no lo decimos en tono peyorativo, sino con la intención de escarbar en una realidad que muchos conocen de oídas, pero pocos han revisado con lupa.
Porque sí, se habla mucho de lo que dice Abascal, pero muy poco de lo que ha hecho —en el sentido literal— por España. ¿Ha trabajado fuera de la política? ¿Ha montado empresas? ¿Ha aportado algo concreto al país más allá de sus discursos encendidos y su ya conocida cruzada contra «el consenso progre»? Vamos al lío.
Los inicios: juventud vasca y sueldo público
Abascal se crió en el País Vasco, en una familia muy vinculada al PP. Pronto se metió en política. A los 23 años ya era concejal en Llodio (Álava). Unos años más tarde, ocupó un escaño en el Parlamento Vasco. Ahí empezó su vida institucional… y ahí se quedó.
Durante casi dos décadas, sus ingresos provinieron —directa o indirectamente— del erario público. No es una crítica, es un dato. No pocos lo consideran un «político profesional de derechas», algo que él mismo ha criticado… pero que paradójicamente encarna.
Entre 2005 y 2009, mientras ETA aún era una amenaza latente, su actividad se centró en la defensa de las víctimas del terrorismo. Se le asignó entonces un puesto en la Agencia de Protección de Datos del País Vasco. ¿Era necesaria su figura allí? Algunos opinan que sí; otros, que fue un cargo “a medida” para garantizarle ingresos.
La «Fundación para la Defensa de la Nación Española»
Uno de los episodios más comentados es su paso por la Fundación DENAES, de la que fue presidente. Esta entidad, que se presentaba como defensora de la unidad nacional, recibió fondos públicos y acabó convertida en una especie de trampolín ideológico para lo que luego sería Vox. Algunos lo ven como activismo patriótico. Otros, como un chiringuito más… pero de derechas.
¿Y en la empresa privada?
Aquí viene el quid de la cuestión. Abascal no ha tenido experiencia conocida en la empresa privada. No ha montado negocios, no ha sido autónomo, ni se le conocen empleos fuera del ecosistema político. Ni uno solo. Y esto, en pleno siglo XXI, cuando se exige a cualquier político “saber lo que cuesta ganarse la vida”, chirría.
Se presenta como un outsider, pero ha vivido de cargos, subvenciones y estructuras públicas durante más de 20 años. A veces ganando más de 80.000 euros anuales sin funciones claras. Y eso sin contar sueldos de partido o dietas.
¿Qué ha hecho por España?
Depende a quién se le pregunte. Hay quienes aplauden su labor de “despertar a una parte dormida del electorado” y otros que consideran que, más allá de discursos y titulares, su aportación tangible al país es más bien escasa. Ni reformas, ni leyes, ni pactos de Estado. Solo oposición dura… y mucha cámara.
Conclusión: ¿vivir de la política sin hacer política?
Lo que deja entrever el recorrido de Abascal es una paradoja que incomoda a derecha e izquierda: criticar al sistema mientras se vive de él. Una carrera forjada casi exclusivamente en la política, sin haber pisado nunca el sector privado.
Y claro, la pregunta flota en el ambiente: ¿es eso lo que se espera de quien aspira a gobernar un país?
La conversación está servida. ¿Tú qué opinas? ¿Tiene sentido que alguien sin experiencia laboral real lidere un partido que presume de meritocracia? Comparte este artículo si crees que es hora de exigir un poquito más.